sábado, 8 de noviembre de 2008

APORTES DE LOS TEÓRICOS LATINOAMERICANOS A LA COMUNICACIÓN

La comunicación es un proceso que se ha ido estudiando a lo largo de muchos años y en Latinoamérica han surgido también estudiosos teóricos sobre este tema, originándose así lo que se conoce como escuela latinoamericana de comunicación, la cual surge especialmente durante la segunda mitad del siglo XX. Durante el siglo XIX la comunicación en Latinoamérica dependía mucho de lo que sucediera en Europa, especialmente en Francia. Las escuelas estadounidenses tuvieron entonces poco influjo gracias a la barrera lingüística, por lo cual el desarrollo de una comunicación vista desde una perspectiva Latinoamérica se dio en general desde una influencia colonial española y francesa hacia la búsqueda de una identidad nacional propia. Esto sería un gran aporte al desarrollo de la teoría de la comunicación porque en el caso latinoamericano esta era muy sensible a los procesos sociales.

Las primeras investigaciones de comunicación en América Latina surgen en ambientes típicamente profesionales. Son demandadas por las emergentes industrias culturales y constituyen factores decisivos para la formación de las primeras agencias privadas dedicadas a estudios de opinión pública, audiencia de los mas media o persuasión de los consumidores.

Antonio Pasquali (1978, 1990) “Comprender la comunicación”
Antonio Pasquali nació en Rovato, Italia el 20 de junio de 1929. Es Licenciado en filosofía y letras egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Caracas en 1955. Pasquali realizó estudios de especialización en las universidades de parís, Oxford y Florencia.

Pasquali es una de las voces más altas de la investigación de la Comunicación y sus aportes han favorecido de manera relevante al desarrollo científico de esta disciplina y su aplicación a los distintos ámbitos de la sociedad planetaria.

La Comunicología sólo será posible si tiene un fondo reflexivo filosófico y lógico-lingüístico. Pone los fundamentos para la construcción de una teoría de la comunicación. Su aporte en este sentido a la Comunicología es muy grande y su obra un referente imprescindible para el trabajo teórico sobre la comunicación.

Orientó su acción investigadora y formativa hacia el fenómeno de la comunicación y de los medios. Está considerado como uno de los introductores en América Latina del pensamiento de la comunicación que subyace en las fuentes teóricas de la Escuela de Francfort y entiende la comunicación como un radical antropológico basado en el diálogo (algo que no facilitan los medios).

Sostiene que el ser humano desarrolla la capacidad de comunicar en grado máximo, como instrumento de interacción, de descubrimiento de la presencia del ‘otro’, de ‘con-saber’, de saber con alguien. La comunicación así entendida es bivalente, de modo que quien transmite puede recibir y quien recibe debe poder transmitir. Hay en ello un carácter dialógico, que se da entre individuos con autonomía ética.

La comunicación supone un intercambio dialéctico de mensajes, en la que los polos dialogantes pueden hacer reversible la dirección del flujo y poseen una simetría basada en la posesión del máximo ‘coeficiente de comunicabilidad’, que es el que distingue la comunicación humana de otras formas de comunicación con bajos coeficientes.

Pasquali diferencia la comunicación de la información, siendo esta última un proceso de transmisión asimétrica, donde los mensajes emitidos carecen de retornos no mecánicos, esto es, con bajo coeficiente de comunicabilidad. El diálogo se sustituye aquí por la alocución, por el camino unidireccional y sin retorno del mensaje.

En coherencia con todo ello, propone sustituir el concepto de ‘teoría de la comunicación’ por el ‘teoría de la información’, con una clara distinción entre las vertientes cibernética y antropológica del denominador teórico o conceptual; para él, la teoría matemática de la información cobra sentido cuando se reconoce entidad cognitiva al receptor.

Afirma que en realidad no es correcta la denominación de medios de comunicación de masas, porque no hay en el proceso que describen bivalencia, simetría, diálogo. Se trata de medios de información, con un coeficiente de comunicabilidad bajo. Los medios no sólo cosifican al receptor, sino que producen sobre él un efecto paralizante, ya que le restringen su posibilidad real de la comunicación, su capacidad de intervención. Entre los medios y la sociedad se da una relación de mutua inmanencia dialéctica, resultando que el nivel cultural de una sociedad dada está relacionado con el papel que juegan los medios, de modo que cuando el nivel cultural es más bajo el efecto de aquellos sobre la sociedad resulta mayor e insiste en que no se puede suplantar el fenómeno antropológico de la comunicación por el espacio de los medios, ya que se trata de una aberrante reducción.

En su concepción de las industrias culturales, el pensamiento de Pasquali está relacionado con la Escuela de Francfort, pero, no obstante, al trazar sus argumentos desde la realidad latinoamericana, incorpora las nociones de dependencia, aboga por el desarrollo de políticas nacionales, cree en el uso de los medios como instrumentos de modernización y proyección pedagógica, al tiempo que analiza, con criterios teóricos innovadores, el fenómeno de la acción comunicativa desde vertientes antropológicas, económicas, culturales y políticas.

Así mismo, hace aproximaciones a un análisis crítico del emisor, por entender que sus intereses, sus vinculaciones económicas, su ubicación en las estructuras de poder condicionan el mensaje transmitido. Sin duda, un modelo y precedente para muchos de los análisis económicos del sistema de medios en América Latina.

También dirige sus investigaciones hacia el estudio de los medios audiovisuales y relaciona su propiedad y los intereses de los emisores con la producción de contenidos, de modo que esa relación mercantil aparece como una fuerza paralizante de la innovación social y de la creatividad cultural. Propone el desarrollo de políticas activas que eviten que el contenido de los medios afecte los procesos de modernización y progreso social y que, en todo caso, se antepongan los intereses sociales a los de los mercaderes en el templo. Televisión y cine deben adquirir un cierto carácter pedagógico, especialmente en las naciones sometidas a dependencias económicas y con retardos en el desarrollo cultural.

Otro de sus aportes es que plantea la relación entre información, comunicación y conocimiento. Para este investigador se entiende por relación comunicacional aquella que produce (y al mismo tiempo supone) una interacción biunívoca del tipo de saber, el cual solamente es posible cuando entre los dos polos de la estructura relacional (transmisor receptor) funciona una ley de bivalencia. Todo transmisor puede ser receptor; todo receptor puede transmisor.

Este modelo de perspectiva socio psicológica diferencia las relaciones de información y las relaciones de conocimiento, de las que el autor denomina relaciones de comunicación. Pascuali propone un coeficiente de comunicabilidad que permita distinguir entre comunicación e información. Dicho coeficiente se fundamenta en una tipificación y cuantificación de la carga transmisor—receptor. En esta perspectiva, la comunicación es el intercambio de mensajes con posibilidades de retorno no mecánico entre polos dotados del máximo coeficiente de comunicabilidad. Por información se entendería la relación que se establece entre polos con bajo coeficiente de comunicabilidad. La comunicabilidad, entonces, está dada fundamentalmente por la posibilidad de retorno.

Al referirse a la relación de conocimiento asume que el transmisor es la persona que conoce. Explica el autor cómo, en una relación de conocimiento, aunque no se presente un proceso de bipolaridad intercomunicacional, el sujeto cognoscente no deja actuar y, por el contrario, desde su propio pensamiento se acerca el objeto que pretende conocer.
Kaplún, Mario (1998). “Una pedagogía de la Comunicación”
Nació en Buenos Aires, Argentina en 1923. Ha contribuido a enriquecer la reflexión comunicacional latinoamericana. Su obra constituye un aporte innovador y creativo en favor de un encuentro entre Comunicación y Educación.

Frente a los modelos de comunicación unidireccional, Kaplún buscó sentido a la interacción de las audiencias, dotando al receptor de capacidad de diálogo, crítica y constructiva. Su gran referente continental fue el pedagogo Paulo Freire y de la combinación de las acciones comunicativas y pedagógicas surge la idea de la educomunicación y educomunicador.

Educomunicador es un término acuñado por Mario Kaplún en su libro "Una Pedagogía de la Comunicación" para referirse a un nuevo tipo de profesionales que conjugan la educación con la comunicación, utilizando como herramienta las nuevas tecnologías para desempeñar sus funciones, tanto en una ONG, en un centro educativo, como en un canal de televisión, que buscan desarrollar y mejorar su capacidad comunicativa y la de sus alumnos, mediante el principio del diálogo de Paulo Freire.

“A cada tipo de educación corresponde una determinada concepción y una determinada práctica de la comunicación”

Educación y comunicación son dos términos que pueden ser entendidos de muy diversa forma; y, según se los entienda, se abordará con muy diferente criterio el uso de los medios en la enseñanza. Con todo el riesgo de una simplificación esquemática, se puede distinguir entre dos modos de entenderlos; y la opción por uno de ellos atravesará y permeará toda la práctica educativa.

Considera la comunicación no como un mero instrumento mediático y tecnológico sino ante todo como un componente pedagógico. Cuando se ve a la educación desde la perspectiva unidireccional, se tiende casi inconscientemente a no dar valor a la expresión personal de los educandos y a no considerar esas instancias de autoexpresión y de interlocución como componentes ineludibles del proceso pedagógico.

Profundizó en el cruce de la Comunicación y la Educación, en la praxis. En 1990 llevó a cabo un estudio de casos de veinte programas de varios países latinoamericanos, cuyo resultado fue publicado más tarde bajo el título A la educación por la comunicación: La práctica de la Comunicación Educativa. Allí propone pensar la educación desde la óptica de la comunicación -refiere a una educación comunicante-, articulando las teorías del aprendizaje a los procesos y modelos comunicacionales.
Retoma el pensamiento de Freinet e insiste en el carácter social del saber y a partir del relato de sus propias experiencias, propone estrategias de uso de los medios masivos en favor de la educación de adultos, y en especial de grupos marginales.

Señala que educarse es involucrarse en un proceso de múltiples interacciones comunicativas, un sistema será tanto más educativo cuanto más rica sea la trama de flujos de comunicación que sepa abrir y poner a disposición de los educandos.

Propone una comunicación social, democrática y eficaz, donde emisor y receptor participen por igual en el proceso comunicativo y el comunicador no sea emisor, sino que el receptor se sienta totalmente identificado con el mensaje. Si esto se cumple, el proceso comunicativo será totalmente eficaz.

La obra científica de Mario Kaplún es el resultado de una modalidad comprometida y militante de vivir la comunicación: un reflejo notable de sus convicciones firmes, deseos profundos y acciones concretas al servicio de la construcción de un mundo mejor.

Comenzó a sistematizar la educación desde los medios, manteniendo siempre como uno de los ejes fundamentales de su desarrollo la búsqueda religiosa. Entre los aportes de este ilustre teórico, se tiene que mencionar lo siguiente: El radiograma, la Educación Comunicativa, la comunicación Popular, el Diálogo entre Educadores y Comunicadores, entre todos estos y otros no mencionados, es necesario destacar el más significativo, el cual fue la práctica de una Radio Educativa

Kaplún consideró sus series radiofónicas como un impulso a lo que entendía como nueva forma comunicacional: la grupal, y no dejó de insistir en la importancia de conocer las comunidades involucradas en los procesos de comunicación, para lograr que los mensajes las reflejasen. Más tarde referiría a este componente de la comunicación como pre-alimentación. Los avances tecnológicos facilitaron estos procesos. En formato de disco, primero, y de casete, después, las series fueron distribuidas a grupos populares como material de discusión

Sobre las nuevas tecnologías, afirma que “este es un momento de humanidad en que si se sigue el juego de la eficacia se pierde lo humano y que es más que nunca el momento de rescatar el contenido ético de las acciones educativas. Cree que las tecnologías ofrecen ventajas pero también inconvenientes porque cuando se llegue al óptimo de información se habrá llegado al máximo de desinformación por saturación.

Armand Mattelart (1995) “La obra Historia de las teorías de la comunicación”
Sociólogo belga nacido en 1936 que, al servicio de la Iglesia católica y de la Francia, vivió en Chile entre 1962 y 1973, convirtiéndose después en uno de los ideólogos franceses con más predicamento entre las izquierdas extravagantes de los países de lengua española.

Es uno de los más destacados especialistas de la comunicación a escala mundial. Desde los inicios de su trayectoria intelectual, se situó en una perspectiva de pensamiento crítico, heredada de los estudios estructuralistas y, en general, de la economía política, por lo que la cultura de masas se erige como el objeto de estudio al que presta mayor atención. En 1972 publica, junto a Ariel Dorffman, el libro “Para leer al Pato Donald”, una obra que se convirtió en un best-seller en el campo de la comunicación. En la misma línea de crítica al poder de las transnacionales y la cultura de masas se sitúan muchas de sus obras posteriores, sobre los problemas de la comunicación en América Latina y Europa.

A través de sus múltiples reflexiones y búsquedas intelectuales durante más de 3 décadas, examina en su pensamiento realidades como cultura y demografía, juventud e ideología, comunicación y aparatos ideológicos, el imperialismo cultural, la cultura de masas y la economía de guerra, la monopolización creciente de la tecnología comunicativa, la agresión cultural, la economía política de la comunicación ,el autoritarismo de la comunicación, la devolución del habla al pueblo, la noticia como mercancía, el control de los medios, el hombre nuevo en la comunicación masiva, la civilización de la electrónica, las multinacionales y la cultura, democratización de la comunicación, los nuevos paradigmas en la teoría de la comunicación, el poder de la propaganda, las utopías de los vínculos de las redes, las tecnologías y las ciudades comunitarias, entre otros.

Con la construcción de estos planteamientos conceptuales, Armand Mattelart introduce desde la década de los 70s. una muy provocadora visión teórica, política y metodológica de la comunicación en casi todas las escuelas de comunicación, cultura, sociología, ciencias políticas, economía, educación, trabajo social y lingüística de México y América Latina que dió origen a una nueva línea de análisis dentro de la sociología de la comunicación y la cultura.

Su matriz epistemológica central partió de la necesidad indispensable de comprender los procesos de la comunicación, desde fuera de la comunicación misma, para examinarla a partir del complejo de relaciones políticas, económicas, sociales, culturales, humanas, donde cobra vida, actúa y se determina, es decir, para comprender la comunicación, hay que olvidarse de ésta e interpretarla desde la cultura y los grandes procesos de la reproducción social.

Si algo aportó la reflexión de Armand Mattelart para entender los procesos de cultura y de comunicación en América Latina, fueron las bases de la economía-política para comprender la reproducción de dichos fenómenos en las sociedades contemporáneas y algunas vías para su transformación.

Con sus aportaciones teóricas, produjo un cambio de pensamiento conceptual original que fermentó la conciencia de la comunicación en la academia latinoamericana y planteó otras preguntas e inquietudes políticas que generaron una revolución del conocimiento de la comunicación es ese período. Apoyado en una metodología marxista de interpretación de los fenómenos sociales, originó una nueva escuela de pensamiento crítico en la región que se convirtió en un eje epistemológico fundamental para analizar la comunicación latinoamericana durante varios años. Así, durante varias décadas emergieron diversas generaciones de jóvenes comunicadores que adoptaron su visión para comprender, trabajar y transformar de manera crítica los procesos de comunicación social en México y América Latina.

De esta forma, surgió en las escuelas de comunicación latinoamericanas un nuevo dique conceptual crítico que colocó en el lugar limitado que le correspondían a las corrientes estructuralistas y funcionalistas, norteamericanas y europeas, que reinaban en los centros universitarios de la región, y sentó las bases teóricas para pensar desde la sociología y la economía política de la información diversas posibilidades que permitieran construir otros procesos de comunicación colectivos en nuestras sociedades.

En síntesis, se puede decir que en el último tercio del siglo XX la obra de Armand Mattelart, le proporcionó a México y América Latina otros ojos críticos para ver e imaginar la comunicación dentro de los procesos de reproducción y transformación social. Sin la aportación de este autor la ceguera teórica e histórica del conocimiento totalizador de la comunicación colectiva hubiera continuado existiendo varias décadas más en América Latina.
Martín Barbero, Jesús. (1987) De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía.

Nacido en Ávila, España, en 1937. Estudió Filosofía y Letras en la universidad católica de Lovaina, Bélgica, donde se doctoró en 1971, y Antropología y Semiótica en la Escuela de Altos Estudios de París. Es un experto en comunicaciones y medios que ha producido importantes síntesis teóricas en Latinoamérica acerca de la posmodernidad.

Su análisis de la cultura como mediaciones, el estudio de la globalización desde la semiología, la función alienante de los medios locales y particularmente la función de las telenovelas en Latinoamérica son algunos de sus aportes. Ha sido una de las figuras centrales de la intelectualidad crítica contemporánea del subcontinente.

Su obra más relevante es “De los medios a las mediaciones” donde mira el otro lado del proceso de la comunicación llamado recepción, conformado por las resistencias y las variadas formas de apropiación de los contenidos de los medios. La comunicación se hace así cuestión de cultura, que exige revisar todas las corrientes de la mass media con el objetivo de leer adecuadamente- y de manera crítica- las imágenes que se imponen sobre el texto o lo acompañan.

Recalca diferencias entre lo masivo y lo popular, dando paso a nuevas lecturas sobre este último concepto en la posmodernidad. De ahí se desprende una renovada crítica a la función de las élites en el aspecto cultural; de esta manera se vuelve a retomar la distinción de la tríada habermasiana entre modernización, modernismo y modernidad para explicar el ethos latinoamericano.

Estudia las relaciones entre cultura y sociedad de masas, a partir de las definiciones de pueblo, masa, sociedad de masas e industria cultural, con lo cual asienta las bases para el debate en torno a la construcción de la hegemonía cultural en las sociedades modernas. Aborda los procesos de consolidación de la cultura de masas, massmediática, en el contexto concreto de América Latina. Despliega su pensamiento sobre la comunicación, o concretamente los medios, desde un enfoque cultural-crítico; asimismo, pretende el tránsito del estudio de los medios de masas al estudio de las mediaciones culturales, simbólicas y políticos que estos generan en las sociedades de masas.

Aterriza el debate en el tema concreto del papel de los medios masivos en la formación de las culturas nacionales en América Latina. El autor expone ejemplos relacionados con el cine, la radio, la prensa y la televisión para concluir con la tesis de que la comunicación y sus mediaciones deben ser pensadas desde un posicionamiento crítico-culturalista, y no ideológico e informacionalista

Incluye también en su libro “De los medios a las mediaciones” el tema del consumo a través de la crítica al mediacentrismo y su elaboración de la categoría de mediaciones. Enfoca desde varias perspectivas algunos aspectos de esta conceptualización.

El desarrollo de una concepción no reproductivista del consumo, la que permite una comprensión de los modos de apropiación cultural y de los usos sociales de la comunicación. A través de la reivindicación de las prácticas de la vida cotidiana de los sectores populares, las que no son consideradas meramente como tareas de reproducción de la fuerza de trabajo sino más bien como actividades con las que llenan de sentido su vida, este autor considerará el consumo como producción de sentido.

El énfasis en la dimensión constitutiva del consumo, lo cual supone una concepción de los procesos de comunicación como espacios de constitución de identidades y de conformación de comunidades. Martín Barbero señala que los medios de comunicación no son un puro fenómeno comercial, no son un puro fenómeno de manipulación ideológica, son un fenómeno cultural a través del cual la gente, mucha gente, cada vez más gente, vive la constitución del sentido de su vida.

Resalta, la dimensión estratégica de la investigación del consumo en un contexto en que la globalización de los mercados se encuentra directamente unida a la fragmentación de los consumos. La importancia estratégica de la investigación reside, según este autor, en que permite una comprensión de las nuevas formas de agrupación social, de los cambios en los modos de estar juntos de la gente.

Por último, el planteamiento de que el consumo implica un cambio epistemológico y metodológico: cambia el lugar desde el cual se piensa el proceso de la comunicación. Marcando una clara diferencia con el paradigma de los “efectos” y la teoría de los “usos y gratificaciones”.

Néstor García Canclini (1995) “Consumidores y ciudadanos”
Nació en La Plata (Argentina) en 1939 y reside en México desde 1976. Es filósofo y antropólogo. Obtuvo el grado de doctor en la Universidad de París con la tesis “Epistemología e Historia”. Desde 1980 es profesor-investigador en el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (Iztapalapa), donde dirige el programa de Estudios sobre Cultura Urbana.

Ha sido uno de los principales antropólogos que ha tratado la posmodernidad y la cultura desde la perspectiva latinoamericana. Uno los términos que ha establecido es el de "hegemonía". Se trata de un concepto propio de cualquier ámbito, pero sobre todo de lo cultural, dando paso a lo que hoy se entiende por géneros híbridos, que son lugares de intersección entre lo visual y lo literario, lo culto y lo popular.

Las "culturas hegemónicas", como las denomina, han sido generadas por las nuevas tecnologías comunicacionales, por el reordenamiento de lo público y lo privado en el espacio urbano, y por la desterritorialización de los procesos simbólicos. Un ejemplo de esto son los grupos musicales contemporáneos que mezclan o yuxtaponen corrientes globales como el pop con ritmos autóctonos o tradicionales.

Los aportes de Canclini en Culturas hibrídas: estrategias para entrar y salir de la modernidad (1989) y sus posteriores desarrollos en numerosos otros de sus trabajos se han convertido en un modelo importante retomado por la crítica literaria actual.

Presenta una discusión de las teorías del modernismo y el posmodernismo, haciendo hincapié en los usos populares del arte culto y de los medios masivos de comunicación. El autor contrasta la manera en que la cultura popular moderna, según es interpretada en los museos, la política y el mercado, se entrelaza con las tradiciones populares, produciendo a su vez "culturas híbridas."

Para estudiar y comprender estas "culturas híbridas," propone que es necesario un enfoque combinado de las disciplinas; la antropología con la sociología, el arte y los estudios de las comunicaciones. Estas son generadas por las nuevas tecnologías comunicacionales, por el reordenamiento de lo público y lo privado en el espacio urbano, y por la desterritorialización de los procesos simbólicos.

Define el consumo como el conjunto de procesos socioculturales en que se realiza la apropiación y los usos de los productos. Para los investigadores de la comunicación y la cultura en América Latina es esta perspectiva la que devuelve interés al análisis del consumo de medios y de otros productos culturales. Así, el consumo cultural llega a ser definido como el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólica.

Esta es la definición operante que ha orientado buena parte de las investigaciones sobre consumo cultural realizadas en América Latina durante los años 90. Esta construcción del consumo cultural como objeto de estudio ha sido uno de los principales aportes de García Canclini al desarrollo de la investigación en esta área. Así mismo, la complementación entre los datos empíricos y las reflexiones teóricas del autor acerca de varios temas de los cultural studies, entre ellos los medios.

La discusión se enmarca en la relación entre las culturas populares y los medios de difusión masiva, y el peso del debate recae en lo primero. Las luchas entre la cultura y el poder, entre el mercado y lo simbólico, entre la modernidad y la postmodernidad, sirven como marco conceptual para las reflexiones del autor acerca del papel que están jugando los medios en la difusión de lo popular y en la democratización de las sociedades latinoamericanas.

En términos comunicológicos, esta obra aporta al espacio conceptual de la sociología cultural, como una de las principales fuentes teóricas sobre las que se ha construido el pensamiento comunicológico; por otra parte, cabe destacar que la obra reflexiona en torno a todas las dimensiones de la comunicología.

En la posmodernidad el arte se produce dentro de un campo atravesado por redes de dependencia que lo vinculan, necesaria y mínimamente, con el mercado y las industrias culturales. Asimismo la multimedia, establece un contacto inestable entre las personas y mensajes que se difunden en múltiples escenarios y propician lecturas diversas. El resultado es una heterogeneidad fugaz e inasible, entendida como participación segmentada y diferencial de un mercado internacional de mensajes que penetra por todos lados y de maneras inesperadas al entramado local de la cultura.

MIGDALIA PINEDA (1975)
Profesora Titular e Investigadora de la Escuela de Comunicación Social de Luz (desde 1975) Directora del Centro de Investigación de la Comunicación y la Información (CICI) de Luz (actualmente).

Aborda el tema de la crisis de las Ciencias Sociales en el entorno de la sociedad de la información y su incidencia en la ciencias de la comunicación, insistiendo en la necesidad de una vuelta de la comunicación hacia las humanidades (filosofía, arte, literatura) y hacia un pensamiento transdiciplinar para ir más allá de la “comunicología” prevaleciente en los últimos años.

Plantea el papel jugado por la Universidad Latinoamericana y su saber académico, en la producción o reproducción de conocimiento frente a los retos de la sociedad de la información. Afirma que la complejidad que está alcanzando el sector de las comunicaciones modernas aumentara a un ritmo cada vez más vertiginoso en el próximo siglo. Las respuestas de las distintas sociedades frente a este hecho resultaran cada vez más difíciles, sobre todo si no disponen de planes estratégicos que permitan controlar, racionalizar, explicar y enfrentar acertadamente los cambios que se producirán en el campo de la telemática.

Lo que propone se afinca en la idea de que los planes de desarrollo tecnológico que asuman los países hacia el futuro, no podrán dejar a un lado el sector de las telecomunicaciones, de la industria audiovisual y de las comunicaciones en general. Por lo cual, las decisiones técnico-económicas que se tomen en estas áreas no podrán estar desvinculadas de políticas culturales, educativas y comunicacionales. Solo así será posible, a largo plazo, lograr un uso de las tecnologías mas humano y social en América Latina.

La entrada a la sociedad de la información y a la era digital que ella inaugura, pone en cuestionamiento esa concepción de la ciencia y plantea la necesidad de recurrir a enfoques más cualitativos y contextuales que destaquen las dimensiones culturales y humanas de los fenómenos sociales antes que sus dimensiones cuantitativas, lo cual supone una mirada más antropológica, más histórica, más filosófica, más ética y, en suma, más desde las prácticas sociales.

Las implicaciones para las Ciencias de la Comunicación son múltiples y obligan a éstas a abrirse a otras concepciones teóricas para dejar a un lado la autosuficiencia prevaleciente en la comunicología que se ha venido pensando como ciencia autónoma, capaz de dar cuenta de los complejos problemas de la información y la comunicación por si sola.

Sostiene que el diálogo con las demás Ciencias Sociales hará posible comprender el espacio que ocupa hoy la comunicación, como eje transversal en la sociedad de la información que atraviesa gran parte de las esferas de la vida humana y que requiere de diversas miradas disciplinarias para fundamentar un pensamiento científico que realmente de cuenta de la complejidad del fenómeno en el siglo XXI.

El paradigma transdisciplinar en las Ciencias de la Comunicación ayudará a trascender el enfoque centrado en la comunicación de masas, en los medios, para abordar las nuevas dimensiones que la sociedad de la información introduce en las formas de comunicación, en los usos y funciones de los nuevos medios digitales.

Pineda, también señala que la coexistencia de experiencias híbridas de comunicación e información mediante las redes y las computadoras: entre humanos pero a distancia, entre máquina-hombre, entre máquina-máquina y los procesos de difusión masiva, descentra el paradigma único dominante en las ciencias de la comunicación y obliga a plantear una “teoría multiescalonada de la comunicación” , que necesariamente deberá sustentarse en una visión transdisciplinar de un campo de estudio que deberá ir desplazando su interés de los procesos de transmisión de información masiva y de flujos informáticos en gran escala hasta los procesos de comunicación humana mediados por computadoras.

Insiste que en este siglo, las ciencias de la comunicación deberán explorar la articulación entre los procesos de comunicación, de conocimiento y los tecnológicos, de manera que la teoría de la comunicación pueda avanzar hacia la constitución de un cuerpo teórico sobre los medios y las mediaciones que relacione de una forma integral el lenguaje, las tecnologías, los medios y la sociedad, y permita la conformación de un conocimiento histórico y contextual sobre el papel de las tecnologías de la información y la comunicación en las relaciones sociales, afectivas y en los modos de conocimiento del hombre contemporáneo.

Si bien es cierto que la sociedad de la información está produciendo modificaciones tajantes en los procesos de producción de conocimiento y en las formas de acceso y distribución del mismo, mediante las redes digitales, lo cual abre múltiples posibilidades para los seres humanos, no se puede desconocer que todavía las actividades de generación de ciencia y tecnología por parte de expertos o científicos, concentran de modo exclusivo las funciones de descubrir, experimentar, aplicar e innovar.

Considera que los retos a los cuales nos enfrentan las tecnologías de la información en cuanto a sus posibles aperturas al conocimiento no sólo científico sino humano, cultural y social requerirán una revisión a fondo de los modos de hacer la ciencia que afectarán no solamente a las disciplinas exactas y naturales sino especialmente a las sociales. Todo esto tiene implicaciones en las denominadas “ciencias de la comunicación”, en donde se ha dado prioridad a la idea de que este es un campo para la producción de conocimiento que necesariamente debiera derivar en una actividad práctica, comercial o administrativa.

De lo que ha adolecido la comunicación como ciencia desde la década de los años veinte hasta la actualidad, es de una visión universal que la conciba como una fuerza para el cambio, como un espacio para la realización humana y para el diálogo social. Es necesario renovar a la comunicación como proyecto social, como esencia para el ejercicio de la democracia, la igualdad, la tolerancia y la convivencia, y utilizarla como instrumento para la formación y educación del ciudadano.

Para ella la realidad de América Latina en el campo de las telecomunicaciones, la informática y las nuevas tecnologías en general, demuestra que no existen políticas integrales en estos tres sectores, que articulen estrategias de desarrollo tecnológicas, económicas y científicas con algunas propuestas sociales, culturales y comunicacionales.

Enfatiza que en el próximo siglo, la planificación de las tecnologías de la información será una necesidad para cualquier tipo de país, independientemente de que sea desarrollado o no. Para los países en desarrollo el reto es aun mayor, por sus grados de atraso en el sector informativo y electrónico, fundamentales hoy para lograr cierta autonomía en las telecomunicaciones.

Si América Latina quiere tener parte de esa autonomía, a modo de poder desarrollar ventajas comparativas a nivel internacional, sobre todo en cuanto a la producción de software o de programas informático con aplicaciones concretas para los problemas de desarrollo (educación, alimentación, salud, vivienda), deberá definir una planificación integral de las nuevas tecnologías que ayude a reunir esfuerzos, recursos técnicos, financieros y saber-hacer, mediante una cooperación regional basada en el fomento de las propias capacidades.

Los desniveles y las desigualdades de desarrollo que existen entre los distintos países de la región deberán ser reducidos para poder hablar de integración regional y de una estrategia propia en el área de las tecnologías de la información, y ello es posible, en parte, a través de la puesta en marcha de proyectos concretos para consolidar de manera mas armoniosa entre los países y regiones (ciudad-campo), los sistemas de información y de comunicación, tanto básicos (radio, televisión, teléfonos, correo) como nuevos (redes informáticas, bases de datos, satélites, cables digitales).

La planificación integral que se propone deberá, necesariamente, estar articulada a una regulación jurídica de las tecnologías de la información que garantice el funcionamiento de las mismas en beneficio de los grupos sociales y de la soberanía e identidad cultural.

Resalta además que la toma de decisiones sobre las diversas regulaciones requerirá contar con el apoyo de estudios predictivos y experimentales acerca de los efectos de estas tecnologías en las realidades nacionales por lo que en este campo, el aporte de las investigaciones realizadas por las universidades en el área de la Informática, las Telecomunicaciones, la Electrónica, la Comunicación Social y el Derecho resultan indispensables.


BIBLIOGRAFÍA


García Canclini, Néstor (1995) Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización. Grijalbo. México.

Martín-Barbero, Jesús (1987). De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía, Gustavo Gili, Barcelona,
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Mattelart, Armand; Mattelart, Michèle (1997). Historia de las teorías de la comunicación, 1ª Edición, Barcelona, Editorial Paidós.

PASQUALI, Antonio, (1990) Comprender la comunicación, 4ª edición, Caracas, Monte Ávila editores,.

Chasqui. Revista 58, Junio de 1997 – LA EDUCOMUNICACION. De medio y fines en comunicación. Disponible en: http://chasqui.comunica.org/kaplun.htm

Infoamérica. Revista Latinoamericana de Comunicación. Disponible en: http://www.infoamerica.org/teoria/pasquali2.htm


Multimedia. Kaplún habla de nuevas tecnologías. Disponible en: http://www.infoamerica.org/videoteca/kaplun.htm

www.infoamerica.org/documentos_word/Mario%20Kapl%FAn.htm - 74k –





Nombre: Julia Silva
C.I.E 82281624
II Semestre. Sección 1
Extensión Barquisimeto